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LA GUIA DE SANT OGIDIO DE BARCELONA A LA MEVA MANERA. Indigente, segun la Real Academia Española: pobre, sin los suficientes medios para subsistir. Gamusino: animal imaginario al que se suele recontar.....

domingo, 11 de junio de 2017

Vivir en la calle "Mata"...



"Vivir en la calle mata"

Arrels realiza un censo cualitativo de las personas sin hogar para conocer los grados de vulnerabilidad

Los sintecho tienen una esperanza de vida 20 años menor que el resto de la población, explica el director de la entidad


BEATRIZ PÉREZ / BARCELONA
JUEVES, 8 DE JUNIO DEL 2017 - 19:39 CEST
Tiene 60 años, lleva 30 en Barcelona y hace dos décadas que duerme en la calleMás concretamente, en la entrada de un supermercado del Eixample. Laureano, de orígenes gallegos, acabó sin hogar por culpa de una ruptura familiar. Su desorientación es tal, que desconoce el año en que vive. "Nunca he ido a un albergue. Solo pido una habitación, y ya", sentencia.
Por segundo año consecutivo, Arrels Fundació ha llevado a cabo, durante las madrugadas de este miércoles, jueves y viernes, un censo cualitativo de las personas sin hogar en Barcelona. Según un recuento realizado en mayo por la Xarxa d'Atenció a Persones Sense Llar (Xapsll), hay como mínimo 1.026 en las calles de una ciudad donde, además, hay unos 80.000 pisos vacíos. Así lo cuantifica el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Estos tres días se ha entrevistado al colectivo de 'sin techo' en una acción en la que unos 500 voluntarios de Arrels peinaron las zonas donde hay más contabilizados. Les realizaron una encuesta para conocer su grado de vulnerabilidad, los riesgos a los que están expuestos y qué casos tienen prioridad de ingreso en algún piso de la entidad, que tiene 75 en Barcelona (45 de ellos individuales).
"La calle es muy dura. Duermes con un ojo abierto y con otro cerrado. Es fácil darte a la bebida y a la droga", certifica Tete Erustes, voluntario desde hace 12 años que ha participado en el censo de este jueves. Tiene 54 años y vivió un lustro en la calle. "Un día Arrels me encontró en el cajero en el que dormía, fui con ellos y ya no me separé". Hoy, Erustes cobra una pensión, tiene un piso para él solo, hace teatro y trabaja diariamente en la entidad. Salir de la calle es muy complicado, pero no imposible.

ESPERANZA DE VIDA

"La gente que se nos muere en Arrels tiene una esperanza de vida 20 años menor. Vivir en la calle mata", explica Ferran Busquets, director de Arrels Fundació. "Con el censo cualitativo de estos días analizamos cómo se encuentra esta gente y también vemos cómo podemos aproximarnos a los más vulnerables".Las encuestas tienen 34 preguntas divididas en cinco ámbitos: edad, trayectoria de 'sinhogarismo', riesgos, relaciones sociales y actividades de la vida diaria y, por último, bienestar.
Tal y como explica Busquets, este es un problema, principalmente, de vivienda. "Al cabo del tiempo aparecen otros, como el alcohol, que la mayoría de las veces es la consecuencia, no la causa", matiza. El director de Arrels destaca que a menudo se estigmatiza a las personas sin hogar cuando se niegan a ir a albergues. "Muchos están mejor en la calle. Compartir habitación con mucha gente que está como tú puede ser muy difícil. Tampoco les dejan entrar con animales".
Arrels defiende el Housing Firstun modelo de atención novedoso en Europa que concibe la vivienda como un derecho humano y que parte de la idea de que, para que una persona sin hogar mejore, primero hay que ofrecerle un techo digno. El resto vendrá después. Al usuario solo se le exigen tres condiciones: que aporte una parte de sus ingresos, que acepte ser atendido por equipo de apoyo y convivencia con los vecinos.

PIS ZERO

"El Housing First funciona en el 80% de los casos. Para ese 20% hemos abierto el Pis Zero"un recurso con menos normas que cumplir y con capacidad para 10 personas en el Raval cuyo objetivo es dar alojamiento nocturno a quienes no se adaptan a otro recurso, añade Busquets.
Acabar en la calle puede ser más fácil de lo que parece. El paquistaní Zulfiqar, de 60 años, lleva cinco durmiendo en un portal del Eixample tras perder su trabajo. Tiene problemas en la pierna. "Me han robado a veces mi carro, a veces los zapatos", comenta. Va saliendo adelante con el dinero que le dan los viandantes y con la chatarra que vende. Es usuario de Arrels.

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